26/10/2025
Segovia, Castilla y León, España
by @IgnacioAzana, @CarmenBarbasan
Aprovechando que teníamos el coche de @Enrique Barbasan, el hermano de Carmen que estaba de luna de miel y dejó el coche en Madrid a nuestra disposición, hicimos una escapadita a un destino muy cercano de Madrid: Segovia. La idea era partir tempranito, pero entre que fuimos hasta el coche en el Zendal se nos hizo tarde y estuvimos saliendo a eso de las 14. 2 horas nos esperaban de camino muy agradable y como no ibamos con prisa decidimos ir por la carretera nacional.
Tras muchas curvas y camiones, pasamos por el puerto de montaña de Navacerrada, muy chulo y vimos desde ahí la estación de esquí de Navacerrada y la antena de comunicaciones. Ya bajando, llegamos enseguida a Segovia, y en Google Maps teníamos puesto el parking del acueducto, que yo recordaba que era muy accesible, pero ibamos por en medio del campo y el navegador decía que quedaban 3 minutos. Yo lo dudaba, pero de repente... PUMBA el acueducto enfrente. Una vista impresionante y aparcamos sin ningún problema. La gente iba muy abrigada porque en Octubre en Castilla, ya saben lo que pasa. Pero nosotros sureños no. Íbamos ligeros de ropaje y obviamente pasamos un poco de frío.
Directos al asador, que reservamos uno esa misma mañana. No queríamos ir a Cándido y tampoco queríamos ir a otro cualquiera, así que tras una pequeña búsqueda encontramos uno que tenían un menú atractivo: Asador David Guijarro, en pleno barrio judío. De hecho cuando llegamos no lo encontrábamos porque estaba en medio de unas escaleras que subían al barrio alto.
Comida buena buena
Por 35€ teníamos primer plato, segundo postre y bebida. Entre semana se pueden escoger menús más baratos pero por una ocasión especial merece la pena. De primero tomamos judiones y patatas segovianas, y de segundo entrecot y cochinillo. De postre ponche y una velita muy buena. No pudimos comérnoslo todo, así que tuvimos que pedirlo para llevar. Ibamos llenos a más no poder y con la botella de vino que nos habíamos pimplado costaba incluso andar.
Catedral de Segovia
Al salir hacía un solazo perfecto para darnos un paseo. Fumimos por el Barrio Judío de camino al Alcázar, pasando por sus calles principales de Daoiz y Velarde. Pasamos por muchas de sus callecitas y entramos en una iglesia que cuando entramos estaba el Santísimo expuesto. ¡Qué casualidad! Continuamos andando por la calle Juan Bravo (nos sonaba mucho este nombre) y acabamos por fin en la Catedral. Imponía bastante, porque se levantaba entre edificios esa imponente mole de ladrillos preciosamente unidos.
Tras otro tramo andando por la calle Daoiz llegamos hasta el Alcazar, donde nos recibía un legionario romano (?) en la entrada. Los jardines del alcazar eran preciosos y acercarse hasta el mismo castillo y asomandonos al foso te hacía sentir dentro de un cuento de Diseny, y esque efectivamente Walt se inspiró en este para crear el famoso de Blancanieves.
Este castillo había sido castro romano, al-caçar musulman y finalmente se convirtío en proa de Castilla y solar de su monarquía siendo residencia de los reyes de Castilla (Trastámara) desde el 1135 tras la Reconquista. En él, se custodiaban los tesoros de la Corona de Castilla con los que se financiaron la expedición de Colón, y fue uno de los primeros archivos generales.
Ya de vuelta, descartamos la idea de visitar también la Granja de San Ildelfonso ya que con el cambio de hora anochecía una hora antes y no lo calculamos bien, por los que exprimimos al máximo el tiempo en la capital. Volvimos esta vez por la calle Velarde y pasamos por tropecientas plazas preciosas, hasta llegar a la plaza mayor y de vuelta para el coche.
Y ahora breve story time de este señor, importantisimo en la ciudad de Segovia. Cuando Carlos I de España (o mejor dicho V de Alemania) heredó, a la muerte de su abuelo Fernando el Católico, junto con su madre Juana y el regente Cardenal Cisneros, al volverse mayor de edad y no haber tenido ningún primo varón del matrimonio de Fernando con Germana de Foix, el belga llegó a España, por todo lo alto atracando en las costas de la esperada... ASTURIAS.
Nadie los esperaba porque los inútiles de los navegantes flamencos se equivocaron y estuvieron una semana sin ser recibidos y sin hablar una palabra de español hasta llegar a Valladolid donde se reunirían con el resto de nobles castellanos, que esperaban mantener sus privilegios. La gente estaba en contra de este nuevo rey, proveniente de una dinastía distinta a los Trastamaras, fruto del matrimonio de Juana la Loca con Felipe de Habsburgo (El Hermoso) y que no conocía el idioma, ni las costumbres ni a su propia madre, la cual vivía en Tordesillas encerrada con su hija debida a su "invalidez".
Mapa del Sacro Imperio Romano y su lejanía con España
El interés de Carlos en España era poco más allá de el de recaudar imuestos para pagar la deuda que contrajo para convertirse en el Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. Algo similar a comprar una deuda perpetua, ya que los herejes Lutranos, Calvinistas y luego Anglicanos pelearían incesantemente en estos territorios, llevando a la quiebra a una España que poco tenía que ver con este territorio más que la sangre de un rey que fue impuesto... pero ese es otro tema. Volviendo a Castilla, el rey tuvo que recaudar impuestos y marchar de nuevo al corazón de Europa para conseguir nobles aliados comprándolos con deuda obtenida de banqueros alemanes e italianos. Mientras tanto, el regente del rey, Adriano de Utrecht, no conseguía mantener la paz en los concejos castellanos que se negaban a ser sumisos y se revolvieron contra el rey en las conocidas como Revuelta de los Comuneros. Segovia fue una de las que más se opuso a las tropas reales y fue gracias a nuestro protagonista. Juan Bravo, regidor de Segovia en 1520, organizó militarmente la ciudad y resistió el aplacamiento de las tropas reales, que se defendieron en el Alcazar, hasta que en 1522 fue capturado y decapitado y acabó la Guerra de las Comunidades. Juan incluso llegó a presentarse ante su tocaya la reina para que intercediese, a lo cual se negó. Juan Bravo, Rodrigo de Tordesillas y Juan de Padilla fueron los primeros en rebelarse contra algunas imposiciones de Europa que no convenían a España... qué bien vendría uno de estos en la UE de ahora...
Ya de vuelta al coche y para terminar el día en Segovia, contemplamos el antiguo acueducto, que abastecía agua a la ciudad desde el manantil de Fuenfría (a 17 kms de Segovia) hasta 1973 cuando comenzó a ser Patrimonio de la Humanidad. Desde el siglo II a.C., la obra del emperador hispano es símbolo vivo de la ciudad castellana e incluso se puede tocar y teletransportarte a época romana, medieval, o a cualquier momento de su larga historia. Esta fue nuestro último spot de la corta aventura en Segovia antes de volver por la autopista y que nos clavaran 15 eurazos por 20 mins de carretera. Un domingo de calidad